Oceanía - Década años 70



  001     Kempsey, Nueva Gales del Sur      
Suceso:           ¿Abducción?
Fecha:             2 de Abril de 1971
Lugar:            Kempsey, Nueva Gales del Sur, Australia

Aproximadamente a las diez de la noche, el 2 de abril de 1971, después de una serie de avistamientos de ovnis en el área, un aborigen de mediana edad de Kempsey, Nueva Gales del Sur, pareció sufrir la más increíble forma de abducción. El hombre estaba en su cocina bebiendo agua cuando de pronto vio por la ventana a un pequeño ente. Sintió que una fuerza desconocida le atraía elevándole por el aire y haciéndole perder el conocimiento.

Cuando volvió en sí, parecía como si hubiera sido absorbido a través de la ventana, ya que fue hallado con cortes y magulladuras a unos 2 m de distancia del vidrio roto. Lo más increíble es que la ventana estaba asegurada con una barra de hierro, que la cruzaba, y que no se había roto, dejando un espacio para salir de 81 por 25,4 cm.

  002     Carretera de Mooraduc      
Suceso:           Contacto/Abducción
Fecha:             1972-1973
Lugar:            Carretera de Mooraduc, Cerca de Melbourne, Australia

Los investigadores de VUFORS, Judith Magee y Paul Norman.
Para la testigo Maureen Puddy el encuentro comenzó el 5 de julio de 1972, cuando viajaba entre Frankston y Dromana a lo largo de la carretera de Mooraduc, al sudeste de Melbourne. Por encima y detrás de su coche vio una luz azul que se aproximaba. Pensó en un principio que se trataba de un helicóptero ambulancia, usados comúnmente en estas regiones de grandes extensiones. Detuvo su coche y bajó a mirar, pero no notó que de la luz partiera ningún sonido. Lo que vio fue increíble. Un enorme objeto, de aproximadamente 30 m de ancho, sobrevolaba el camino a una altura del doble de los postes telegráficos. Su forma era semejante a la de los platillos; no había señales de soldaduras o tornillos, ventanillas, ni otros detalles, y tenía un intenso brillo azul. En ese momento la señora Puddy percibió un débil zumbido, aunque no vio que el objeto se moviera en absoluto.

Aterrorizada subió al coche y partió rápidamente pero notó que, a pesar de la velocidad con que conducía, el objeto se mantenía siempre a la misma distancia detrás de ella. Después de recorrer 13 km pareció que la caza terminaba y la señora Puddy vio desaparecer el objeto en dirección opuesta.

Informó del hecho a la policía, a sus amigos y familiares, aunque en general su relato fue acogido con burlas y chistes. Por esa razón, decidió no contar nada más. Pero el 25 de julio de 1972 habría de cambiar de opinión.

Ese día, más o menos a la misma hora y en el mismo lugar, conducía hacia Rye después de haber visitado a su hijo que estaba hospitalizado en Heidelberg. De pronto notó que una luz azul rodeaba su coche y su primer pensamiento fue que se trataba otra vez del mismo objeto.

De inmediato, recordando el encuentro de veinte días antes, aceleró para alejarse y con horror descubrió que el motor del coche no funcionaba: perdió el control de la dirección y el coche rodó al borde del camino.

Todo a su alrededor, árboles y arbustos, estaban bañados por la luz azul y la señora Puddy se aferró al volante presa del terror. Mirando hacia arriba, a través del parabrisas, podía ver parte del objeto que se encontraba justo sobre ella. Entonces comenzó a recibir mensajes.

Una voz -en su mente, más que en sus oídos- dijo: «Diga a los medios de comunicación que no creen el pánico... no representamos ningún peligro». Siguió diciendo: «Todos sus tests serán negativos». Y agregó: «No tema, querida amiga, no le haremos ningún daño». Y hubo un mensaje final: «Usted tiene ahora el control». En ese momento el motor del coche empezó a funcionar. Presa del pánico la señora Puddy fue rápidamente a la comisaría y en un estado de ánimo agitado e inquieto dio parte de su encuentro. La policía informó del hecho a las Fuerzas Aéreas Australianas.

La señora Puddy hizo varias observaciones, muy esclarecedoras para los investigadores, sobre ciertos detalles de su avistamiento. Por ejemplo, señaló que ella no solía usar la expresión «medios de comunicación». También comentó no saber a qué «tests» se referían, pues no se la sometió a ninguno.

Las Fuerzas Aéreas Australianas declararon que no podían explicar el avistamiento, en cambio confirmaron que no había aviones en la zona a esa hora. Es interesante destacar que un artículo de la Flying Saucer Review (FSR) dice textualmente: «Se advirtió a la testigo de que no hablara del incidente para no correr el riesgo de causar pánico».

Hubo otros avistamientos que corroborarían el relato de la señora Puddy. Un tal Maris Ezergailis se encontraba en Mount Waverley, un suburbio al sudeste de Melbourne aproximadamente tres cuartos de hora después del encuentro y señaló haber visto un relámpago de luz azul moviéndose horizontalmente. La señora Puddy, al leer el informe del señor Ezergailis, comentó: «Así es como lo vi cuando se alejó la primera vez». Aproximadamente a la misma hora del encuentro de la señora Puddy, el señor y la señora Beel declararon haber visto también una luz extraña. «Algo que no se parecía a nada que hubiéramos visto antes», dijeron.

El 22 de febrero de 1973, después de la publicación de la nota de la FSR, tuvo ocasión de volver a conducir por ese camino, y con la más ilustre de las compañías. Los resultados fueron extraordinarios.

Durante todo el día, la señorá Puddy había oído voces que decían: «Maureen, ven al lugar del encuentro». Se dio cuenta de que se trataba de un mensaje telepático de quienes se habían puesto en contacto con ella meses atrás. La señora Puddy telefoneó entonces a Judith Magee que, junto con Paul Norman, acordaron encontrarse con ella a las 8:30 de la noche en la carretera de Mooraduc. Fueron al mismo lugar donde se produjeron los sucesos anteriores y la señora Magee comentó posteriormente que, al entrar en el coche de la señora Puddy, había experimentado una sensación de hormigueo, como si hubiera recibido una descarga eléctrica suave. Pero pasó enseguida.

Una parte extraordinaria del encuentro ya se había producido. La señora Puddy comentó que casi se salió del camino, pues mientras conducía hacia el lugar del encuentro un ser vestido de dorado apareció dentro del coche, entre los dos asientos delanteros, desapareciendo de inmediato.

El coche en el que viajaban la señora Puddy y la señora Magee, seguido por Paul Norman en su propio automóvil, llegó al lugar fijado. Paul Norman bajó de su coche y subió al asiento trasero del de la señora Puddy. Allí conversaron sobre la materialización del ente. De pronto, éste reapareció y la señora Puddy, frenética, aferrándose a la señora Magee, gritó: «¡Ahí está! ¿No lo ve? ¡Tiene la misma ropa!» Según parece, la figura caminaba hacia el coche y se detuvo al lado del faro izquierdo.

Pero ni Judith Magee ni Paul Norman podían ver al ente, aunque es preciso señalar que la señora Magee estaba segura de que la agitación que invadía a Maureen Puddy era real y que «no estaba inventando conscientemente... ¡estaba realmente trastornada! ».

Aparentemente la criatura hacía señas a la señora Puddy para que lo siguiera y, aunque Judith Magee se ofreció a acompañarla, la testigo permanecía firme en su decisión de no moverse y seguía aferrada fuertemente al volante. Pero habrían de verse cosas aún más extraordinarias.

De pronto Maureen Puddy comenzó a chillar diciendo que había sido secuestrada, describiendo el interior del ovni y gritando que no podía salir porque no había puertas ni ventanas. Durante todo ese tiempo, no se movió del asiento del conductor ni se apartó de la vista de los dos investigadores, pero su agitación era muy real. Una vez dentro del ovni, describió un objeto en forma de seta que se movía como si fuera de gelatina; de pronto se relajó, quedó en un estado de trance y aparentemente la experiencia terminó.

Este caso, probablemente más que ningún otro, despierta interrogantes sobre la verdadera naturaleza de las experiencias de secuestros. Si la señora Puddy hubiera estado sola, seguramente hubiera informado sobre el hecho con toda la claridad que corresponde a una experiencia física, mientras que la presencia de los investigadores permite confirmar que no fue ese el caso. Por otra parte, sería muy simplista descartar el secuestro como un hecho puramente psicológico: por un lado, se produce después de avistamientos debidamente confirmados; por otro, la testigo no estuvo en trance durante la mayor parte de la experiencia. Es muy importante el hecho de que este secuestro sea similar a muchos otros, y debemos considerar cuántas denuncias de presencias físicas habrían sido ignoradas si hubiera habido testigos que presentaran pruebas en contra.

Si pensamos que este caso de secuestro, como tantos otros, no fue un hecho de origen psicológico sino algo externo que se impuso a la testigo, una posible conclusión sería que las experiencias de abducción tendrían una naturaleza más parecida a la recepción de un mensaje que a una visita.

  003     Jindabyne       
Suceso:           Abducción
Fecha:             27 de Septiembre de 1974
Lugar:            Jindabyne, Montañas Snowy, Australia

Los muchachos, de diecinueve y once años, cazaban en las montañas Snowy, cerca de Jindabyne, cuando vieron una luz blanca brillante en el horizonte y oyeron un fuerte zumbido.

Aproximadamente nueve años después, el testigo de once años, ya convertido en un joven adulto, tenía sueños que sugerían la posibilidad de que hubiera padecido una abducción anteriormente. En esos sueños recordaba haber sido arrastrado hacia el objeto, haber subido flotando a su interior y yacer en un lecho o mesa del mismo modo que lo hicieron Hickson y Parker durante el secuestro en Pascagoula, Estados Unidos.

Seres altos, delgados, de color gris, le practicaron un examen, midiendo incluso los campos electromagnéticos a su alrededor. El testigo recordaba también que su amigo fue drogado, para evitar que se resistiera. Dijo al investigador Mark Moravec: «No estábamos asustados, pero tampoco estábamos plenamente conscientes». Aparentemente se sentían molestos por haber sido usados como conejillos de indias.

La noche siguiente al avistamiento de la luz brillante, ésta reapareció. Parte de la investigación de Moravec consistía en establecer si se trataba del mismo objeto visto la primera vez. Si esto se hubiera probado, existirían buenas razones para creer que el ovni fuera una estrella o un planeta. En tal caso, los sueños del joven testigo habrían estado ocultando recuerdos sepultados en su memoria, o bien serían de origen psicológico, desencadenados por algún incidente trivial.

  004     El Encuentro Valentich        
Suceso:           Encuentro fatal
Fecha:             21 de Octubre de 1978
Lugar:            Bass Strait, Australia

Un objeto centelleante, verde, en forma de estrella de mar, fue avistado sobre Brass Strait
el día en el que Frederick Valentich y su Cesna 182 azul y blanco desaparecieron.
En 1978 se produjo uno de los más intensos periodos de apariciones de ovnis en la historia de Australia. Una gran parte de los avistamientos se concentró en la parte sudeste del continente y en particular en la zona de Bass Strait. El 21 de octubre de 1978 se produjo un caso que resultó muy interesante porque fue confirmado por muchos testigos y por las especiales circunstancias del informe presentado por su protagonista. Lamentablemente también fue trágico, pues casi con seguridad causó su muerte.

A las 18:19 horas del 21 de octubre, un joven piloto australiano, Frederick Valentich, despegó del aeropuerto Moorabbin, en Melbourne; se dirigía a King Island, más allá de la costa de Victoria. Su vuelo le llevó a Bass Strait, una de las zonas más activas de Australia en cuanto a aparición de ovnis.

A las 19.06 horas y 14 segundos de la tarde, Valentich (cuyo avión se designaba con el código DSJ) se puso en contacto por radio con el Flight Service (Servicio de Vuelo) para hacer una consulta cuyas consecuencias, obviamente, no podía prever en aquel momento. Lo que sigue es la transcripción de la comunicación entre Valentich y el Servicio de Vuelo, desde ese preciso momento hasta 6 minutos después: la última vez que se supo de Valentich.

A continuación mostramos los documentos originales donde se muestra la transcripción grabada por la Unidad del Servicio de Vuelo de Melbourne (Melbourne Flight Service Unit) entre Valentich y el Servicio de Vuelo, y siendo ésta reproducida en un sumario por el Departamento de Transporte de Australia.

Hoja 1

Hoja 2

Hoja 3

Traducción de la transcripción:

19.06'14"

DSJ: Melbourne, aquí Delta Sierra Juliet. ¿Hay tráfico conocido por debajo de los 1.520 m?
FS: Delta Sierra Juliet, no hay tráfico conocido.
DSJ: Delta Sierra Juliet, parece que hay un avión enorme por debajo de los 1.520 m.

19.06'44" 

FS: Delta Sierra Juliet. ¿Qué tipo de avión?
DSJ: Delta Sierra Juliet. No puedo asegurarlo, es muy brillante.. me recuerda a las luces de aterrizaje.

19.07'00"

FS: Delta Sierra Juliet.

19.07'31" 

DSJ: Melbourne, aquí Delta Sierra Juliet. El avión acaba de pasar por encima de mí unos 304 m más arriba.
FS: Delta Sierra Juliet, ¿de verdad es un avión tan grande?
DSJ: Mmm..., no puedo asegurarlo por la velocidad a la que vuela. ¿Hay alguna actividad de las Fuerzas Aéreas en la zona?
FS: Delta Sierra Juliet, no hay actividad conocida en el área.

19.08' 18" 

DSJ: Melbourne, ahora se está aproximando desde el este hacia mí.
FS: Delta Sierra Juliet.

19.08'41"

[micrófono abierto durante dos segundos]

19.08'48"

DSJ: Delta Sierra Juliet. Parece que está jugando, pasó volando sobre mí, dos, tres veces, a una velocidad que no pude determinar.

19.09'00"

FS: Delta Sierra Juliet, ¿cuál es su nivel actual?
DSJ: Mi nivel es cuatro mil quinientos, cuatro cinco cero cero.
FS: Delta Sierra Juliet, ¿nos confirma que no puede identificar el aparato?
DSJ: Afirmativo.
FS: Delta Sierra Juliet, entendido.

19.09'27"

DSJ: Melbourne, Delta Sierra Juliet, no es un avión, es [micrófono abierto durante dos segundos].

19.09'42"

FS: Delta Sierra Juliet, ¿puede describir al avión?
DSJ: Delta Sierra Juliet, cuando pasa volando veo que es muy largo [micrófono abierto durante tres segundos] no puedo identificarlo más debido a la velocidad [micrófono abierto durante tres segundos]. Está delante de mí en este momento Melbourne.

19.10'00"

FS: Delta Sierra Juliet, entendido, y ¿cómo sería de grande el objeto?

19.10' 19"

DSJ: Delta Sierra Juliet, Melbourne, parece que permanece estacionario. En este momento estoy describiendo una órbita y él hace lo mismo encima de mí. Tiene una luz verde y parece metálico. Es muy brillante.
FS: Delta Sierra Juliet.

19.10'46"

DSJ: Delta Sierra Juliet [micrófono abierto durante cinco segundos]. Ha desaparecido.
FS: Delta Sierra Juliet.

19.11'00"

DSJ: Melbourne, ¿saben qué tipo de avión es? ¿Es un avión militar?
FS: Delta Sierra Juliet, confirme si el avión se ha ido.
DSJ: Repítalo.
FS: Delta Sierra Juliet, ¿el avión todavía está con usted?
DSJ: Delta Sierra Juliet, está [micrófono abierto durante dos segundos] ahora se aproxima desde el sudoeste.
FS: Delta Sierra Juliet.

19.11'50"

DSJ: Delta Sierra Juliet, parece que el motor no responde. Marca veintitrés, veinticuatro y está fallando
FS: Delta Sierra Juliet, entendido, ¿cuáles son sus intenciones?
FS: Mi intención es ir a King Island. Ese extraño avión sigue volando encima de mí [micrófono abierto durante dos segundos]. Está sobrevolando pero no es un avión.
FS: Delta Sierra Juliet.
DS: Delta Sierra Juliet, Melbourne [micrófono abierto durante diecisiete segundos]. [No hubo conclusión oficial sobre el extraño ruido que se oyó y que interrumpió la última frase del piloto].

Ni Valentich ni su Cessna 182 azul y blanco volvieron a ser vistos jamás.

Frederick Valentich
Este caso llamó la atención de las Fuerzas Aéreas Australianas sobre el fenómeno ovni. Sugirieron a la prensa que entrevistara a un testigo con la esperanza de alentar a otros a presentarse a declarar; estaban preocupados por investigar los últimos minutos vividos por el piloto. Hubo otra iniciativa oficial: la Comisión Forestal solicitó a su servicio de vigilancia contra incendios que informara sobre posibles avistamientos, los oficiales de policía entrevistaron a los testigos, y a los pilotos se les pidió que notificaran al control de tráfico aéreo cualquier objeto fuera de lo normal que apareciera en el cielo.

VUFORS tiene su sede en Morabbin, por lo que se encontraba en el lugar ideal para seguir esta importantísima investigación, y eso fue lo que hizo. Encontraron no menos de veinte personas en diferentes puntos alrededor de Bass Strait que confirmaron haber visto una luz verde a la misma hora en que Valentich describía su contacto con el objeto.

Uno de los informes más importantes provenía de un empleado de banca y de su mujer que viajaban en automóvil cerca de Melbourne y observaron, sobre Bass Strait, un objeto luminoso de color verde, en forma de estrella de mar, que muy bien pudo haber sido el objeto al que se refería Valentich. En verdad, durante varios días, VUFORS se vio inundada por informes procedentes de toda el área de Bass Strait que confirmaban, aunque sólo fuera eso, que había habido algo en el cielo la noche que desapareció Valentich, algo no tan misterioso como para alarmar a los testigos, pero sí lo suficiente como para ser recordado posteriormente, despertando la necesidad de presentar un informe al respecto.

Otros informes sugieren que el origen del caso fue totalmente ajeno a los ovnis. Ciertas denuncias sobre secuestros o apariciones de ovnis son muy superficiales y no hay forma de corroborar sus afirmaciones, por lo que existen serias razones para creer que, en su mayor parte, se trata de reacciones internas, autogeneradas a partir de ciertos estímulos. Pero casos como el de Valentich prueban, fuera de toda duda, que existe una sólida realidad en el tema ovni que debe ser desentrañada, no ya por mera curiosidad, sino para permitir que el espíritu de Valentich descanse, esté donde esté.

Han aparecido rumores, muy dudosos, con respecto al actual paradero de Valentich: uno de ellos asegura que se estrelló en Bass Strait y que el Cessna está en el fondo del mar. La declaración provino de unos buceadores que alegaban haber tornado dieciséis fotografías y las ofrecían a cambio de 10.000 dólares australianos. Nadie pareció interesarse, aunque se contempló la posibilidad de una operación de salvamento. Todo quedó en nada y prevaleció la sensación de que se trataba de un fraude.

Otro de los rumores aseguraba que Valentich estaba vivo y que trabajaba en una gasolinera en Tasmania. Éste parece un recurso bastante común entre quienes desean verse implicados en cualquier acontecimiento importante; es la misma razón que impulsa a muchos a sugerir, por ejemplo, que Elvis Presley está vivo o que media docena de francotiradores asesinaron al presidente Kennedy. A decir verdad, es más probable que nadie conozca con certeza el paradero de Valentich.

La reacción oficial ante el caso permite pensar que se ha ocultado información. Bill Chalker, a quien se permitió acceder a los archivos de las Fuerzas Aéreas Australianas en los que se guardan los casos sobre ovnis, descubrió que en ellos no se hace la más mínima mención a este episodio. Se le explicó que eso se debía a que el caso Valentich era considerado «investigación sobre un accidente aéreo» y no un caso de ovni, por lo que no estaba entre la documentación que les estaba permitido enseñarle.

Las investigaciones del accidente aéreo da por finalizado el caso, en cuanto a la actitud oficial se refiere, con dos afirmaciones obvias:

1. Grado del daño sufrido: «Presumiblemente fatal».

2. Opinión sobre la causa: «No se ha determinado la causa que provocó la desaparición del avión».

  005     La Controversia de Kaikoura         
Suceso:           Avistamiento lejano
Fecha: Diciembre de 1978
Lugar: Kaikoura, Nueva Zelanda

Supuesta fotografía de un ovni, tomada desde un avión que volaba sobre
Kaikoura, Nueva Zelanda, en 1978.
El 31 de diciembre de 1978, un equipo de filmación enviado por el Canal O de Melbourne filmó un ovni durante un vuelo sobre la región de Kaikoura, en Nueva Zelanda.

El 21 de diciembre de 1978 los capitanes Vern Powell y John Randle, a bordo de un avión de carga Argosy, volaban de Blenheim a Christchurch y a Duneden cuando realizaron varios avistamientos visuales y por radar.

El 31 de diciembre de 1978, el Canal O de Melbourne alquiló un avión Argosy para que hiciera exactamente el mismo recorrido que el vuelo anterior. Hay que señalar que no se pretendía fotografiar un ovni, sino que se iba a obtener material fotográfico para agregar al que ya tenían sobre el avistamiento. Se pidió al reportero de Canal O, Quentin Fogarty (que en ese momento pasaba sus vacaciones en Nueva Zelanda), que se hiciera cargo de la investigación; la tripulación del avión estaba integrada por el piloto Bill Startup y el copiloto Robert Guard. El equipo de filmación lo integraban Fogarty, David Crockett y su mujer Ngaire. El Argosy despegó a las 23:46 horas, del aeropuerto de Wellington, el 30 de diciembre de 1978.

Menos de 25 minutos después, a las 24:10 horas (era ya el 31 de diciembre de 1978), el equipo de filmación se encontraba en el depósito de carga filmando, mientras el avión volaba a 117 nudos a 3.048 m, cuando de pronto Startup y Guard distinguieron unas luces en dirección a Kaikoura. Llamaron por radio al control de Wellington pidiendo información y se les dijo: «Hay objetivos a 21 km de su posición que aparecen y desaparecen; ahora no se los ve, pero estaban hace un minuto». Después de esto, el radar de Wellington siguió detectando una serie de objetivos a una distancia de hasta 6,4 m del avión.

A las 24:22 horas, el radar de Wellington informó haber detectado otro objetivo y el Argosy confirmó haberlo divisado visualmente: «Tiene una luz muy brillante», dijo. Crockett filmó una película de doce segundos, en la que se ven imágenes de un objeto luminoso, ovalado y de color azul blancuzco, y otra de cinco segundos en la que aparecen luces en relámpagos horizontales intermitentes. Durante el resto del vuelo, volvieron a detectarse varios objetivos, tanto visualmente como por radar. El avión aterrizó poco después de la una de la mañana.

A las 2:15 horas, el Argosy volvió a despegar en dirección a Blenheim, en busca de elementos adicionales para la filmación.

A 51 km de Christchurch, avistaron nuevamente un enorme objetivo a unos 19 km del avión, pero lamentablemente el radar de Wellington estaba muy lejos y no podía captar la señal. La película mostró unos objetos ovalados, con anillos de luz. «Algo así como una campana, con la parte de abajo muy iluminada y un poco más oscura la parte superior».

A las 2:51 horas, se habían filmado 213 cm de película, en la que se podían apreciar varias luces resplandecientes. A las 3:10 horas, el avión aterrizó en Blenheim.

Las suposiciones sobre la identidad de lo que se había filmado parecían no tener fin: Venus, Júpiter, fenómenos meteorológicos, reflejos, barcos pesqueros japoneses, pájaros que reflejaban las luces, burbujas causadas por la contaminación, etc. Pero nunca se llegó a conclusión alguna.


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